Vuelven de a poco los conciertos presenciales, vuelven las coberturas… Volvió RATA BLANCA!
Luego de más de un año volvimos a presenciar un concierto en vivo para brindar una cobertura en marco de la pandemia que aún azota al mundo. En este caso nos apersonamos al Quality Estadio, porque allí se presentaba el grupo liderado por Walter Giardino, RATA BLANCA, para hacer un repaso de toda su carrera en formato teatro para el público Cordobés que se encontraba sediento de hard rock.
El ingreso a la locación fue completamente organizada, una fila solamente para pasar al interior del lugar, donde había extrema seguridad para pedir el correcto uso del barbijo, contaban con personal que tomaba la fiebre a cada asistente y además colocaban alcohol a modo de sanitizante a los rockers que estaban dispuestos a disfrutar una noche de clásicos a cargo de los chicos malos del Bajo Flores. Cabe destacar también que Quality ofrecía en cada sector empleados que ubicaban y guiaban a las personas hasta su asiento, un sector de hisopados con resultados en el acto y un constante control en cada aspecto de las nuevas reglas de bioseguridad.
Mientras el público se iba ubicando en su sitio, el escenario estaba ocupado por un tecladista que amenizó el ingreso. Regalándonos piezas instrumentales para comenzar a prepararnos musicalmente nuestro encuentro con el plato principal.
A las 23:00 hs en punto se apagaron las luces del Estadio Quality y como un destello de luz apareció en escena Adrián Barilari, Walter Giardino, Fernando Scarcella, Danilo Moschen y Pablo Motyczak para regalarnos una intensa noche de rock and roll. “Michell, odia la oscuridad” dió el puntapié inicial a una velada llena de clásicos. Casi sin respiro entre tema y tema llegó “Solo para amarte” proveniente de la primera placa de Rata Blanca, de la cual se desprendió también la tercera canción, “La misma mujer” con esa intro que invitaba a saltar… pero obvio! El público respetó el protocolo de mantenerse en su silla con barbijo colocado. Adrián se lo notó muy emocionado por el regreso a las tablas con la banda completa ante un marco de público inmejorable que devolvía al grupo esa energía transformada en aplausos y constantes gritos. Llegó el momento de “Volviendo a casa” y “La otra cara de la moneda”, pero en el mes de los enamorados necesitábamos un poco más de romance… entonces nos regalaron “Nada es fácil sin tu amor”.
Volvimos a la distorsión, desde ‘Guerrero del Arco Iris’ llegó “Hombre de hierro”, con un increíble solo de teclado a cargo de Danilo que se complementa con la guitarra de Giardino a la perfección. “Caballo salvaje” demostró el virtuosismo que aún perdura en las manos de Walter. Y dió paso a que Barilari diga unas palabras, agradeciendo al público presente por asistir al espectáculo, por respetar los protocolos y por cada aplauso, “es momento de ir a un disco de 1990, donde los días eran bastante duros…” y comenzó una vez más esa intro en teclados característica de “Días duros”, que 30 años después sigue poniéndonos la piel de gallina. Luego de este clásico, Walter se retiró hacia un costado del escenario y regresó a las tablas con una guitarra acústica (o criolla) con la cual nos regaló unas lindas melodías que de a poco fueron sonando conocidas por todos nosotros, pues claro… no podía faltar “Mujer amante”, pero esta vez… con una versión muy diferente a la que estamos acostumbrados a ver. Walter y Adrián sentados en la base de la batería de Scarcella, relajados, pasando un grato momento acompañados por el público Cordobés que dejó su garganta en el estribillo. “Es momento de dejar el romance de lado y volver al rock and roll” dijo Barilari como intro a “71-06 Endorfina” y “Rock and roll hotel”, agradeciendo con un grito a nuestra ciudad y abandonando el escenario del Estadio Quality que cabe destacar está en perfectas condiciones de sonido y luces!
Llegó el momento del final, con dos infaltables en el setlist de Rata Blanca, y claramente estamos hablando de “Aún estás en mis sueños” y “La leyenda del hada y el mago”. Los asistentes respetando su lugar, se tomó el atrevimiento de ponerse de pie para aplaudir al quinteto Bonaerense por la velada de poco más de hora y media que nos regalaron en marco de una pandemia que tiene al mundo intranquilo, pero como dijo Adrián… “El rock puede salvar al mundo, porque no?”.