Pasó por nuestro país una increíble edición del SOLID ROCK que tuvo como protagonistas principales a Judas Priest, Alice In Chains y Black Star Raiders.
El 4 de noviembre del 2018 Cuero y Metal dijo presente en uno de los festivales más esperados del año realizado en Tecnópolis ubicado en la ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Se trata del Solid Rock, un festival que como nos tiene acostumbrados, cuenta con bandas de renombre y suma importancia. En esta oportunidad se presentaron los grupos Black Star Riders, Alice In Chains y la emblemática Judas Priest para ofrecernos un show que quedará grabada en nuestras retinas.
Luego de una gran actuación por parte de los grupos argentinos Humo Del Cairo y Helker, pudimos presenciar un show a puro Heavy y Hard Rock.
Black Star Riders fueron los encargados de abrir la velada internacional con un setlist que calentó motores para lo que se venía. Canciones como “All hell breaks loose”, “Finest hour”, “Heavy fire”, “The killer instinct”, “Before the war” y “Kingdom of the lost” aportaron mucho Rock e hicieron mover las masas.
Dicha banda está conformada por ex-miembros de la agrupación Thin Lizzy, creadores del reconocido tema “Whisky in the jar” que llegó a la fama por medio del cover realizado por Metallica.
De este gran grupo interpretaron “Jailbreak” y “The boys are back in town”, otro clásico de la banda Thin Lizzy. El show lo finalizaron con uno de sus hits “Bound for glory”.
Sobre el escenario apareció una de las bandas más importantes de la movida Grunge. Los reconocidos Alice In Chains dieron un show extenso y poderoso, interpretando 18 canciones a puro Rock pesado.
El espectáculo se inició con el gran clásico “Check my brain” como para anticipar el gran concierto que estaba por venirse. Otros temas como “Again”, “Never fade”, “Hollow”, “Rainier fog”, “No excuses”, “Stone”, “We die young” y “Angry chair” dieron ese toque híbrido entre el Grunge más poguero y el Stoner Rock más denso y pesado, haciendo de esta combinación una atmósfera alucinante.
El gran clásico “Man in the box” estuvo presente para volar cabezas. El concierto finalizó con grandes canciones de la banda como lo son “The one you know”, “It ain’t like that”, “Got me wrong”, “Would?” y “Rooster”. Los fans alentaron a más no poder, pero siempre guardando energías para estallar en lo que estaba por venir.
En medio de la oscuridad y la espera, dentro del estadio de Tecnópolis a techo cerrado, se descolgó una bandera enorme con el logo de Judas, esto fue suficiente para enloquecer a la multitud. Al apagarse las luces el público desahogó en un grito estallante. El escenario se encendió como una bola de fuego, bajó el telón y ahí estaban ellos, Judas Priest, arrasando con su más reciente Hit “Firepower”, canción que representa bajo el mismo nombre a su último álbum de estudio hasta la fecha.
Interpretaron clásicos como “Grinder, “Sinner” y “The ripper”, en donde se vio a un Rob Halford en su máximo esplendor, demostrando en estas canciones el alcance vocal que puede mantener a pesar de su extensa e interminable carrera sobre los escenarios.
Regresamos al disco “Firepower” para deleitarnos con canciones como “Lightning strike” y “No surrender”. Luego del gran “Desert plains” el estadio explotó con “Turbo Lover”, un clásico que retumbaba en el pecho de cada uno de los fans.
Judas interpretó el gran cover “The Green Manalishi”, una de sus mejores versiones y uno de los temas que pocas veces presenciamos pero que siempre esperamos, coreado a más no poder por un público exaltado y enloquecido.
El cierre de “Firepower” se dio con quizás el mejor o una de las mejores canciones del disco, “Rising from ruins” quien mantiene la esencia de una balada pero con la fuerza necesaria del Heavy Metal.
Las canciones más pogueras, exaltantes y veloces se hicieron presentes para cerrar uno de los shows más espectaculares en lo que va del año.
“Freewheel burning” estalló como una bomba de tiempo acelerando nuestro pulso y ametrallando nuestros oídos con una tecnicidad inigualable de Rob desde lo vocal.
“You’ve got another thing comin” es la canción que todo Heavie quiere escuchar, con ese riff impresionante que deslumbraba a todas las generaciones de metaleros que estaban presentes, adentrándolos al pogo o a agitar y expandir la energía en un puño cerrado que se estrellaba contra el techo.
Cuando todo parecía insuperable se demostró lo contrario, pues Halford ingreso al escenario manejando una moto Harley retumbando con el ruido del motor, todo empilchado entre tachas, cueros y cadenas, una moda que él estableció hace 5 décadas y que hasta el día de hoy sigue siendo nuestro uniforme. Tal presentación dio pie al gran clásico “Hell bent for leather”.
Un impresionante solo de batería nos introdujo a “Painkiller”, la canción más demoledora de la banda con la mayor exigencia vocal para Halford, quien estuvo más que a la altura para interpretarlo, e incluso para muchos, superando a la versión original estallando su voz con sus agudos más desbordados e impactantes. En otras palabras, Halford fue una bestia incansable sobre el escenario.
Los mejores clásicos quedaron para el cierre en donde presenciamos las canciones “Electric eye”, “Breaking the law” y “Living after midnight”, cada una de ellas pogueada, coreada y alentada con la fuerza que nos quedaba y con la energía que nos transmitía Judas Priest desde las tablas.
El festival fue una fiesta. El público demostró pasión, fervor y aliento, estando a la altura de lo que habíamos presenciado… bandas de inmensa magnitud que volvieron a confirmar que a pesar del paso del tiempo el Metal sigue sin oxidarse y se mantiene más vivo que nunca.